Torreón Victoria
Una obra de homenaje y reconocimiento de la ciudad de Santiago al significativo aporte que hiciera Alberto Mackenna para la transformación del San Cristóbal. Construida en 1925.
La idea de transformar el cerro en parque se venía gestando desde fines del siglo XIX, dado el fuerte crecimiento que experimentaba Santiago y la sentida necesidad de espacios de salud y belleza para las personas.
Gran estratega de las comunicaciones, Mackenna tuvo la idea de imprimir 20 mil tarjetas postales con la perspectiva del proyecto y organizó su reparto por toda la ciudad.
A esto, se sumaron los diarios y revistas, creando un movimiento ciudadano a su favor.
“Es digno de lamentar el que nuestras autoridades no hayan adquirido ya el derecho para convertir el San Cristóbal en un bosque frondoso, cruzado de caminillos y escondites apropiados par descansar, en donde nuestro pueblo pueda encontrar un paisaje vario y atrayente. Sería ésta una obra mucho más eficaz para arrancar al obrero de la taberna, que todas las propuestas hasta hoy.”
PACÍFICO MAGAZINE Nov. 1914
En su calidad de Presidente de la Asociación de Boy Scouts y Guías de Chile, organizó con ellos una serie de eventos de conciencia ciudadana en torno a la idea de conquistar el cerro con fines recreacionales.
En julio de 1916. las brigadas de scouts se juntaron en Plaza Italia y marcharon al cerro para tomar posesión de él, realizando un simulacro de conquista, plantando los primeros árboles. Allí los esperaba, un emocionado Alberto Mackenna, quien les dirigió un recordado discurso:
"Boy Scouts de Santiago, vosotros sois las primeras avanzadas que envía la ciudad a estas alturas para conquistarlas en nombre de la salud y la belleza. Vuestro estandarte, clavado en el faldeo del cerro abrupto, es un signo visible del propósito que os trae a este sitio, del cual vais a ejecutar un acto de dominio al plantar los primeros árboles.
Vuestra iniciativa no será estéril. La semilla que desparramaís en esta tierra no tardará en dar sus frutos. Tras de vuestros pasos vendrán otros a darle forma práctica a vuestras aspiraciones. Lo que los niños han soñado los hombres han de realizar. Los débiles árboles que hoy plantáis en este pintoresco sitio no morirán: ellos formarán el bosque robusto que os brindará más tarde su fresca sombra y solaz.
Cada uno de estos pequeños árboles será para vosotros un lazo de afecto y un motivo de interés, que os vincularán al desarrollo futuro de este paseo. Ellos crecerán a la par con vosotros, y llegará un día en que, protegidos por su sombra saludable, podréis deleitar el espíritu, contemplando el maravilloso espectáculo que se domina desde estas alturas.
Cuando lleguéis a hombres y volváis a este sitio por un ancho y hermoso camino, recordarán con júbilo el día en que trepasteis por escarpada ladera, cayendo y levantando para plantar vuestro estandarte en el corazón del cerro virgen. Algo de vosotros queda desde hoy en este cerro que pretendéis conquistar para el porvenir de Santiago. Vuestro horizonte será mas amplio y más altas vuestras aspiraciones uniendo el espíritu a este idea de progreso y salud.
En época memorable el gran Vicuña Mackenna dijo a los chilenos: "No soltéis el morro!". Hoy es oportuno recordar su patriótico grito y decir a grandes voces: No soltéis el San Cristóbal. Esta es la llave de oro que encierra tesoros de salud para los habitantes de Santiago".
Este monumento, solitario entonces en este espacio antes silvestre, devino posteriormente en bar lácteo y en observatorio meteorológico. Cayó luego en desuso y fue progresivamente dañado por los últimos terremotos.
En la década pasada fue restaurado, cambiando completamente de fisonomía, aunque mantuvo la placa de reconocimiento a Alberto Mackenna.